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Virginia - Determinantes sociales

Page history last edited by Virginia 10 years, 2 months ago

Hola! Yo voy a tratar acerca del tema de los determinantes sociales dentro de las cárceles, es decir, discriminación,violencia,segregaciones...

Aquí adjunto mi entrevista con Nacho la cual tiene datos interesantes. Entrevista a persona que trabaja en cárceles

 

 

Función de las prisiones

Según el artículo 25.2 de la Constitución Española “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas a la reeducación y la reinserción social”.

Parece evidente que de cara a una reeducación o reinserción lo primero que se ha de hacer es transmitir unos determinados valores que favorezcan el respeto al otro, el diálogo, la escucha activa, la convivencia, la responsabilidad, la toma de decisiones personales,... teniendo siempre en cuenta que (salvo que el juez diga lo contrario) la entrada en prisión es sólo una pena privativa de libertad no de todo el resto de derechos de cualquier ciudadano.

A partir de la experiencia lo que tampoco se puede negar es que las prisiones casi nunca cumplen su finalidad reeducativa y de reinserción sino que están jugando un papel punitivo, castigador y destructor de la persona tanto física como psíquicamente.

Tampoco podemos hacer caso omiso de otro hecho muy significativo: las prisiones son un gran negocio para determinadas personas. Posiblemente sería interesante pensar cuántas personas viven de las prisiones y de las personas presas. 


Jerarquización relacional absoluta.

Se produce una gran jerarquización en las relaciones entre los mismos funcionarios, de los funcionarios hacia los presos y entre los mismos presos.

 La explicación de por qué la prisión va asociada a los pobres y marginados se puede referir a un factor estrictamente económico. Cuando una persona pobre comete un delito y se le detiene lo más normal es que sea juzgada e ingrese en prisión para cumplir una condena completa impuesta por un juez. Aquella persona por el hecho de no tener recursos económicos normalmente será defendida por un abogado de oficio al cual conocerá, a menos que tenga mucha suerte, el mismo día del juicio cinco minutos antes de entrar ante el tribunal. Cuando se produce este hecho, más habitual de lo que nos pensamos, ni el mismo abogado de oficio sabe bien qué ha de defender por lo que el resultado final suele ser la entrada directa en prisión posiblemente a causa de una mala defensa.

¿Por qué no encontramos – o con mucho esfuerzo- ricos en las prisiones? En primer lugar las leyes están hechas por personas ricas y poderosas y, por este motivo, legislarán muy duramente los tipos de delitos que pueden cometer los pobres, pero serán muy blandos o ambiguos a la hora de codificar los tipos de delitos que pueden cometer los ricos, los delitos denominados “de guante blanco”.

Por otra parte las personas ricas tienen un poder y una influencia enormes, de manera directa o indirecta, en los ámbitos judiciales ya sea por los contactos personales de que disponen o ya sea por el poder decisivo del dinero.

En muchos casos la condena puede quedar conmutada por el pago de una fianza económica que a pesar de ser elevada se liquidará con el mismo dinero que el rico ha estafado o robado.

Finalmente los ricos pueden contar con gabinetes de abogados muy bien pagados y preparados que los defenderán inquebrantablemente para evitar que ingresen en prisión y cuando entren, sea por el motivo que sea, para ponerlos en libertad en una brevedad de tiempo extrema e indignante.

Nos encontramos con diferentes factores y consecuencias que se dan en los presos y cárceles:

 Anulación de la persona, sumisión y obediencia ciega: la persona presa tiene como única alternativa posible la sumisión. De otra manera se le castiga.

- Desinformación: peor que la falta de libertad es la falta de información la cual produce una gran incertidumbre y una gran inseguridad que, frecuentemente, conducen a desequilibrios psíquicos importantes. 

- Indefensión: la vida de lo presos se desarrolla en función de las decisiones de otras personas que frecuentemente son consideradas como enemigas o rivales.

- Aislamiento de las familias, de las amistades, del entorno al cual habrán de volver más tarde o más temprano.

- Esquizofrenia: la persona presa, en función de quién sea su interlocutor, ha de aprender a utilizar tres lenguajes diferentes: el lenguaje de la calle, el lenguaje de los funcionarios y el lenguaje de los presos. Cada uno de ellos utiliza unos códigos diferentes.

- Maltratos y torturas: el castigo psíquico va acompañado muchas veces del castigo físico. Las denuncias de torturas y maltratos por parte de los funcionarios van en aumento aunque la mayor parte de las veces queden archivadas.

- Deterioro físico (con enfermedades muy graves como el SIDA) y psíquico

- Déficit de funcionarios de tratamiento: En todo caso las nuevas incorporaciones de funcionarios van dirigidas a aumentar las medidas de control de los presos y no las medidas pedagógicas.

- Falta de actividad: la mayor parte de los presos pasan toda su condena, día tras día, sin hacer nada. Los sentimientos de inutilidad y de fracaso son predominantes y la desmotivación va en aumento.

- Dificultad de tratamiento en un medio hostil y desmotivador.

- Falta de tratamientos individuales. Las decisiones son colectivas, Por poner un ejemplo; la violación de un permiso por parte de un preso significa automáticamente la restricción de permisos de todo el resto sin que hayan tenido ninguna culpa.

- Condiciones de salud nefastas: muchas personas que han entrado en la prisión con una buena salud salen tocados, enfermos y degradados.

- Nula preparación para la libertad: no se tiene en cuenta que algún día aquella persona tendrá que volver a vivir en libertad.

- Las reincidencias: son una consecuencia de lo que acabamos de decir.

 

Los presos se convierten en víctimas de un sistema penitenciario injusto que en lugar de ayudarlos a reinsertarse y reeducarse los vuelve más agresivos porque los maltrata. No tiene en cuenta a la persona con unos valores y unas cualidades, sino que sólo ve al delincuente que ha de ser castigado con la mayor dureza posible.

El resultado final es que al preso no sólo se le acaba usurpando el derecho a la libertad sino que se le niegan la mayor parte de los derechos humanos y, a diferencia del pensamiento generalizado de que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra, se puede asegurar que la mayoría de los presos pobres y excluidos cumplen íntegramente sus condenas.

 

Tipología de los presos actuales 

Las personas privadas de libertad proceden mayoritariamente de ambientes sociales, culturales y económicos más bien deprimidos. Es relativamente fácil encontrar las estrechas relaciones que hay entre prisión e inestabilidad laboral, entre sistema educativo y analfabetismo funcional o fracaso escolar, entre sistema sanitario y enfermedades graves, entre políticas migratorias y extranjeros en prisión, entre drogodependencia y reincidencia delictiva, etc. Con todas estas constataciones toman fuerza las afirmaciones del jurista José Luis Segovia cuando dice que “la prisión supone un agravamiento de una vulneración de derechos fundamentales que ya se produjo fuera. En este sentido la prisión no es sino un reforzante de desigualdad y de injusticia”. Y acaba añadiendo que “donde no existe ocupación, ni servicios culturales ni sociales el delito se convierte en la más triste y peligrosa de las ocupaciones”.

 

Podemos clasificar esta tipología según diferentes puntos de vista:

- Sexo: Atendiendo al sexo se puede observar que la prisión es claramente masculina con el 91,86 % de hombres y sólo el 8,14 % de mujeres reclusas.

- Edad: Al observar la edad se puede ver que predomina la población joven. Se está produciendo un claro rejuvenecimiento de los presos. Así:

     Menores de 30 años: 47 %

     Entre 31-40 años:35,37 %

      Entre 41-60 años: 16,09 %

       Más de 60 años: 1,54 %

Los internos pueden separarse también por la edad, en grupos jóvenes delincuentes, adultos y ancianos. No es adecuado que los criminales jóvenes convivan con reclusos ancianos o adultos, porque debido  a la diferencias de experiencia criminal, intereses, hábitos y aspectos fisiológicos, no existiría clima psicosocial conveniente entre grupos heterogéneos de edad.

 

Origen: Atendiendo a la procedencia de las personas, una quinta parte son extranjeras (20,4 %) frente al origen español de la mayoría (79,6 %). Este dato va cambiando paulatinamente con el aumento de personas reclusas inmigrantes.

- Nivel cultural: Se puede observar que más de la mitad de los presos españoles son analfabetos funcionales (51%). Un 17 % se declara analfabeto total y un 34 % se declara analfabeto funcional.

- Situación laboral: Un 59 % de las personas en prisión estaban sin trabajo en el momento de ingresar en el centro penitenciario. Este dato nos puede hacer intuir una relación entre el delito y la falta de recursos económicos para sobrevivir.

- Situación sanitaria: Analizando los datos sanitarios se puede observar que más de la mitad de la población reclusa (en concreto un 56 %) se declara drogodependiente, un 44 % de las personas padece alguna enfermedad seria y un 26 % declara abiertamente que padece el SIDA. Incluso muchos de los enfermos de SIDA manifiestan que entraron sanos a la prisión y han contraído la enfermedad allá dentro.

1)- Los drogodependientes. 

Representan el colectivo más numerosos dentro de las prisiones españolas ya que conforman aproximadamente el 56 % de la población reclusa.

La drogodependencia es un factor criminológico de gran importancia. Se puede observar una relación muy directa entre el consumo de drogas y la comisión de delitos para conseguir las sustancias adictivas que mantienen en la esclavitud a tantos seres humanos.

Este fenómeno ha producido un aumento muy considerable de personas encarceladas en las últimas décadas y, por otra parte, ha influido decisivamente en la modificación del perfil de los reclusos del Estado Español.

Por regla general los drogodependientes son personas jóvenes (habitualmente menores de 40 años). Muchas de ellas todavía no han accedido al mercado laboral porque han empezado con la adicción en un momento prematuro de sus vidas o, si han accedido, ha sido de una manera muy precaria e inestable.

La droga no es sólo un fenómeno habitual dentro de las prisiones (todo el mundo sabe que hay más droga dentro, y bastante más cara, que en la calle) sino que además cumple una función social muy importante como elemento adaptador en un entorno agresivo.

De la misma manera que en la calle en el mundo recluso nos encontramos con consumidores y traficantes, con personas que van dejando su vida a causa de un consumo diario descontrolado y con individuos que se dedican a la buena vida a costa de matar a sus compañeros.

Y con respecto a las condiciones en que estas personas tienen que pincharse, al estar prohibidas las jeringas, acaban pinchándose a escondidas sin ninguna higiene compartiendo la misma jeringa más de 500 personas a cambio de pagar unos precios exorbitantes.

Las drogas juegan un papel de control de los presos muy importante. Cuando accedes a una prisión es fácil detectar como está la situación. Uno se puede dar  cuenta de si el ambiente está tranquilo o crispado. Saber si ha habido alguna pelea o si se está preparando una protesta. Ver si las personas se encuentran más o menos relajadas o si se quejan de todo lo que pasa a su alrededor (comida, falta de limpieza, desatención de los funcionarios...) A medida que el ambiente se va volviendo más tenso empiezan a entrar partidas de droga que producen el efecto de dejar a todo el mundo adormecido. En poco rato se acaba toda posibilidad de quejarse ya que los presos ahora tienen como única preocupación la obtención de una nueva dosis. Todas las otras demandas han quedado diluidas y acaban desapareciendo.

Pero las drogas también cumplen otras funciones en un espacio cerrado:

- Frente a una institución penitenciaria tan agresiva, violenta y despersonalizadora la persona privada de libertad necesita sistemas alternativos para evadirse al menos mentalmente.

- Como la droga es algo prohibido se utiliza como objeto de enfrentamiento con la institución penitenciaria y como elemento de autoafirmación ante ella.

- Constituye un mecanismo de novedad. De manera que supone una ruptura con la monotonía y con la tensión que se vive diariamente entre rejas.

- Se convierte en un producto que permite amenazar. Así, muchos presos son coaccionados por los funcionarios para que “canten” y se vayan de la lengua, bajo la amenaza de ser sancionados mediante una declaración falsa.

- Es un elemento de estructuración de poder entre los propios presos, pero también entre presos y funcionarios. La condición de drogodependiente es una variable que aumenta considerablemente la aplicación del aparato disciplinario de la prisión.

 

2)- Inmigrantes.

En estos momentos los presos inmigrantes representan el segundo el grupo numéricamente más importante de la población penitenciaria del Estado Español

 

RECLUSOS DE PRIMER GRADO: Departamentos especiales: A estos departamentos son destinadas las personas que hayan sido protagonistas o inductores de alteraciones regimentales muy graves, que hayan puesto en peligro la vida o integridad de los funcionarios. Las personas en este régimen de vida disponen de mínimo 3 horas al día de salida al patio aunque en recientes encuestas el 71% de los encuestados que se encuentran en este régimen de vida, no disponen mas que de 2 horas diarias para salir al patio teniendo que estar 22 horas en sus respectivas celdas. Los funcionarios realizan registros diarios tanto a  las celdas de estos presos como cacheos, llegando incluso al desnudo integral por orden directa del Jefe de Servicios.

RECLUSOS DE SEGUNDO GRADOCorresponde a un régimen ordinario.

RECLUSOS DE TERCER GRADO: Corresponde con el régimen abierto, en cualquiera de sus modalidades. 

RECURSO DE CUARTO GRADO: Libertad Condicional.

Ejemplo de víctima: los funcionarios de prisiones. 

Se podría clasificar a los funcionarios de prisiones en cuatro grupos: los funcionarios de vigilancia, los funcionarios técnicos que conforman los equipos de tratamiento, los funcionarios dedicados a las tareas administrativas y los funcionarios con tareas directivas.

Un conocido psicólogo catalán, Jaume Funes, hizo un estudio, hace unos cuantos años, en el que concluye que los funcionarios de vigilancia, en muy poco tiempo, son transformados por el sistema penitenciario. Aunque ingresen en el cuerpo de funcionarios penitenciarios con muy buenas intenciones, con ganas de hacer las cosas bien hechas y de tratar humanamente a los presos en un año de trabajo son capaces de cambiar su manera de pensar y comienzan a actuar como auténticos “carceleros”.

También destacar el elevado número de bajas que padecen los funcionarios de prisiones a causa sobre todo del estrés y las depresiones.

Trato con funcionarios

El 66% de los presos no se sienten tratados con respeto por los funcionarios

La mayor falta de respeto por parte de los funcionarios viene hacia los presos de primer grado, seguidos de los de segundo grado y por ultimo de los de tercer grado, a quienes tratan dentro de la falta de respeto lo mejor posible.

 

¿Qué aportan las macroprisiones?

 Debido a  que las prisiones no reúnen condiciones habitables, que no tienen espacio suficiente  y que están sobresaturadas, etc., desde hace aproximadamente  15 años se está produciendo una renovación de los Centros Penitenciarios. Desde la Administración Pública se muestra como que las nuevas prisiones son un hotel de lujo con todas las comodidades. Otra cosa diferente es qué acceso tienen los presos a la mayor parte de espacios comunes. La realidad es que el preso prácticamente sólo hace vida entre las cuatro paredes de su módulo y de su patio.

Se están construyendo prisiones modernas muy grandes, alejadas de los núcleos urbanos y que se convierten en estructuras autosuficientes. Son como pequeñas ciudades, que viven una situación de “toque de queda” permanente, con todos los servicios. Pensemos en un recinto en el que viven 1.500 personas presas y donde trabajan cerca de 500 personas funcionarias, sin contar aquellas personas voluntarias que dedican una parte de su tiempo y de su vida. Estos espacios se han convertido en pequeños pueblos aislados y completamente cerrados que no tiene necesidad de nadie ajeno a la estructura.

¿Qué está comportando la construcción de estos Centros Penitenciarios tan modernos?

La respuesta es compleja, pero lo que nos estamos encontrando en realidad es que las prisiones están siendo trasladadas fuera de las ciudades donde se supone que han de ser reinsertados los presos. La nueva política de construcción de prisiones va encaminada a alejarlas al máximo de los núcleos urbanos ( a unos 40-50 km). Este alejamiento está provocando, como mínimo, lo siguiente:

 

1.      Con esta separación se produce la desvinculación física y psíquica tanto de la población reclusa como de la población urbana. Los presos ya no ven el movimiento de la ciudad,. Dejan de oír los ruidos y las voces de las personas de la calle, van rompiendo sus raíces y sus orígenes... Pierden el contacto visual y auditivo con el entorno ciudadano que todavía tenían cuando las prisiones estaban en las ciudades. Entonces todavía mantenían unos mínimos vínculos sociales con el contexto al que tenían que volver al acabar de cumplir la condena.

 

2.      Que las familias de los presos sufran y tengan grandes dificultades de desplazamientos para ir a ver a sus seres queridos. No podemos olvidar que, muy a menudo, las familias de los encarcelados pertenecen a las clases sociales más modestas, sin medios económicos suficientes como para poder pagarse un viaje semanal a la prisión durante unos cuantos años. También es cierto que cuando no cuentan con vehículo propio han de depender de unos transportes públicos que brillan por su ausencia o que pasan muy de tarde en tarde.

3.      Aunque se hagan nuevas construcciones las celdas siguen siendo compartidas. La persona presa pierde todo el derecho a poder gozar de su propia intimidad. He de acabar compartiendo un espacio –su espacio- con personas desconocidas con las que no tienen ningún vínculo y con las que se ve obligada a convivir. Toda intimidad queda anulada.

 

4.      La arquitectura de las celdas, en las que hombres y mujeres viven casi 24 horas al día, convierten la estructura penitenciaria en una cosa muy parecida a un monasterio medieval, pero sin haber podido escogerlo.

 

5.      Hay estudios que acaban concluyendo que un mínimo de confort ahorra mucha violencia. Esto parece que lo desconozcan los carceleros. De todas formas coexiste la idea de que para que la prisión no  sea un hotel el nivel de confort ha de ser bajo.

 

6.      Desconocimiento por parte de la población libre de aquello que pasa dentro de una prisión pero a la vez aumenta el desconocimiento por parte de los presos del que pasa fuera, a su alrededor. Con esta distancia se produce el fenómeno de la tranquilidad de conciencia tanto de los ciudadanos en general como de los funcionarios y, por otra parte, parece como si los funcionarios acabasen teniendo carta libre para hacer lo que quieran ya que una vez a travesada la puerta nadie les pedirá explicaciones.

El 66 % de los presos no se sienten respetados por los funcionarios y un 78 % encuentran problemas en la comunicación con los equipos de tratamiento.

¿Qué tipo de relación interpersonal está comportando este sistema penitenciario?

 

7.      Despersonalización de las relaciones preso-funcionario. Al crecer tanto el número de personas vinculadas a las prisiones las relaciones se vuelven distantes, frías, indiferentes,... y todo eso comporta un incremento de maltratos físicos y psíquicos.

Contemplando estos motivos, que sólo hacen referencia a la ubicación física de las prisiones, pero que tienen una repercusión relacional y psicológica importante, vemos como mínimo que implican ya un planteamiento negativo y contrario a la reinserción social.

Se describen así prisiones como un submundo de incomunicación y de angustia donde los presos han de vivir sus frustraciones, miedos, desolaciones, desesperanzas... y donde se han de enfrentar muchas veces con la línea divisoria entre la vida y la muerte.

 

Los funcionarios son el blanco de la mayor parte de los ataques que lanzan los presos. Eso es completamente lógico si tenemos en cuenta que es el mismo sistema penitenciario el que ha conducido a la confrontación directa entre los dos bandos. Unos son “oficialmente” loa buenos, los que manden y los que tienen el poder para decir lo que se ha de hacer –sobre todo mediante la amenaza continuada del castigo- y para tomar decisiones sobre la vida de los otros. Los otros son los malos, los que no se saben comportar y han de aprender a hacer lo que dicen los poderosos. Han de obedecer sin protestar ni discrepar en ningún momento ya que pueden ser sancionados cuando menos se lo esperen. Esta relación está viciada desde la misma raíz y provoca una fuerte tensión, a menudo insostenible incluso con las mejores intenciones por ambas partes.


 

La prisión sigue conservando una estructura piramidal totalmente despersonalizadora y violenta. Es un mecanismo de castigo y de violencia porque es todo menos un espacio democrático. No hay libertad de expresión, ni libertad cultural. No está autorizada la capacidad de organización y está vedada la libertad de movimientos. Todo está montado en función del régimen disciplinar en vez de estar pensado en función de las personas, y de unas personas que más tarde o más temprano, una vez cumplida la pena impuesta, volverán a vivir en la sociedad. Todo el que vive allá dentro está sometido a los mismos horarios, a recuentos constantes e incluso se acaba identificando el buen o mal comportamiento de una persona en función de su aceptación y sumisión al régimen disciplinario vigente por muy injusto que éste sea.

 

PRESOS EXTRANJEROS 

Una vez encarcelada, la persona extranjera tiene que afrontar dificultades específicas.

- Con la distancia física que les separa de la familia y que incrementa las dificultades para estar en contacto con ella. Efectivamente, el 63% de los extranjeros en prisión señala esta dificultad.

- Le siguen en orden de importancia las comidas (21%), que no se adaptan a sus preferencias particulares.

- Se señala la existencia de rechazo y/o racismo por parte de los funcionarios (17%) o de los otros presos (11%).

-  La posibilidad de practicar su propia religión o el idioma, apenas son señaladas por el 7% de los extranjeros que responden.

 

EL PATIO

-”En primer lugar, el estar muchas horas cada día, durante años, sin hacer nada, simplemente "estando" en el patio, produce una enorme sensación de vacío, de pérdida de tiempo, de frustración y de deterioro del autoconcepto.

-En segundo lugar, esa sensación de vacío lleva a un estado permanente de ansiedad, aumentada por tener demasiado tiempo para pensar, aunque, más que pensar, lo que hará será dar obsesivamente vueltas a la misma idea, acerca de lo irremediable de su situación, lo que le conducirá a un fatalismo que le impedirá encontrar salidas a su situación fuera de los muros de la prisión. Por eso los presos suelen decir que una actividad permanente en la cárcel es "comerse el coco".

-En tercer lugar, el alto nivel de ansiedad aumenta aún más el evidente riesgo de caer en la drogadicción.

-En cuarto lugar, si cae en la droga, cae también en las redes de la droga, con lo que se va a ver irremediablemente sometido al sistema de funcionamiento alternativo de la prisión, sistema que es dirigido sistemáticamente desde el patio de la cárcel.

-En quinto lugar, a partir de entonces va a perder totalmente el poco margen de decisión y de libertad de que disponía. Toda su vida se va estructurar en función de la droga y de lo que la droga implica en la cárcel. Se va a ver obligado a pertenecer a la red de la droga, a relacionarse siempre, y a veces con exclusividad, con la misma gente, la que controla la droga y, por tanto, a participar en el sistema de dominación-sumisión que rige el mundo de los internos, obviamente, casi siempre, desde la situación de "sometido".


 

Las condiciones dignas que en general tienden a ofrecer las nuevas cárceles, se ven anulados en buen número de casos cuando, siendo celdas individuales, se convierten en celdas dobles, por el expeditivo procedimiento de soldar una cama en la pared, a modo de litera, situada sobre la original fabricada de obra, de hormigón. 

La administración penitenciaria fuerza la convivencia en un espacio reducido junto a otra u otras personas, con las que se han de compartir hasta los momentos más íntimos, siendo éste uno de los elementos que vuelven doblemente insostenible la vida en prisión y una de las principales causas que traen consigo los problemas de convivencia y violencia. 

 

Interesante resaltar este artículo en el que comenta acerca de la sobre explotación de las cárceles.

 

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